sábado, 26 de julio de 2014

Relato número 3: Baile de ilusiones.

Tengo 86 años y considero que he empezado a madurar hace seis.
Cuánto antes se madura, antes se pudre, pero ahora la vida ya se me hace pesada, monótona, y lo que la hace insoportable: vuelve a faltarme ilusión.

Cada día de estos 86 años he intentado que todo tuviese sentido, que mis pasos me llevasen a dónde de verdad quería llegar, he intentado que estuviesen llenos de emociones. No tuve miedo a llorar cuándo sentía que el mundo se me caía encima, he reído incluso en momentos que pedían seriedad, he amado, he sufrido, he bailado, he viajado todo lo que pude permitirme y más. Nunca he parado de buscar la ilusión de vivir, y no me fue mal, aunque la he perdido tres veces, y tuvieron que traérmela.

La primera vez, la traían en una maleta de mano. Entró en mi vida como un terremoto, como sólo los amores adolescentes saben llegar: sin avisar, sin pedir permiso, tirando la puerta abajo por muchas cerraduras que hayas puesto.
No nos soportábamos, y por eso mismo sabíamos que nos queríamos a morir. Él cantaba para mi todas las noches, por muy lejos que estuviésemos. Le cantaba a la luna, y ella me cantaba a mi. Yo le escribía todas las mañanas, se lo leía al viento y él se lo susurraba al despertar. El resto del día, gastábamos nuestras energías discutiendo sobre las cosas más simples, acabábamos exhaustos, ninguna carrera me ha echo estar tan en forma como cuándo él estaba en mi vida.
Trajo la ilusión en la maleta de mano porque no quiso quedarse demasiado tiempo.

La segunda vez, se la robé a un niño. No se enteró, porque los niños tienen esa increíble capacidad de vivir con la ilusión en la mirada. Cada momento está cargado de emoción, y esa emoción se transforma en ilusión en sus ojos: la emoción de quitarle las ruedecillas a la bici y la ilusión de sentirse ya mayor; la emoción de abrir los regalos y la ilusión de ver que los Reyes Magos han leído tu carta; la emoción de maquillarte por primera vez y la ilusión de que te digan "ya estás hecha una chica". Sus emociones, siempre se transforman en ilusión. 
Me he pasado la vida viendo la ilusión en los ojos de los niños por todos esos motivos, pero esta vez me sorprendió la razón. Era una noche de verano, y en un concierto habían repartido bengalas entre el público para encenderlas cuándo sonase We Are the World. En ese momento, apagaron todas las luces y todo quedó iluminado por pequeñas chispas. Entonces vi al niño. Estaba a penas a cinco metros de mi, y cuándo encendió su bengala su cara se iluminó como si nunca hubiese visto nada tan increíble. Sus ojos se abrieron tanto que pensé que se le salían de las cuencas, y su grito de emoción me permitió descubrir que el Ratoncito Pérez ya había conseguido dos dientes más para la colección. Desprendía ilusión por cada poro de su piel, y yo decidí robarle una poca, que me duró muchos años.

La tercera vez fue fugaz y dolorosa. Ni siquiera se dignó a guardarla en la maleta de mano, porque ni maleta de mano traía.
No la traía porque no venía con intención de quedarse, venía a demostrarme que la ilusión existía, que era lo más increíble del mundo y que por eso nunca iba a estar a mi lado lo suficiente para que me acostumbrase.

Tengo 86 años y he vivido la vida que he querido vivir, pero desde hace seis años la ilusión amenaza con no volver, y mi corazón con dejar de latir.

miércoles, 23 de julio de 2014

-13, el valor para marcharse, el miedo a llegar.

Es tan duro quedarse, como partir. Tal vez incluso sea más difícil, pues seguirás pasando por los mismos lugares por donde pasaste con quien ya no está; irás a tomar el café de todas las mañanas al mismo bar, pero ya no con la misma compañía; irás de fiesta, pero no bailarás con las mismas personas...
No vamos a engañarnos, quedarse es duro.
Pero irse no se queda atrás. ¿Quién va a darte un abrazo cuándo el mundo se te caiga encima? ¿A dónde vas a escapar cuándo te sobre la gente? ¿A quién vas a llamar a las tantas de la madrugada porque has tenido una pesadilla? 
Cuántos amores se han visto truncados por la distancia, cuántas amistades se han echo fuertes con ella de por medio, cuántos corazones acelerados para el reencuentro después de meses, y cuántas lágrimas para las despedidas.. La distancia sabe ponerle emoción a la vida sin necesidad de hacer nada, simplemente estando, pues no sabes si te están olvidando o esperando ansiosos tu regreso. También hace que lo veas todo más pequeño, que seas objetivo, te abre los ojos y te demuestra lo que vale la pena y lo que no.
La distancia sabe emocionar, ilusionar y hacer soñar.
Nos empeñamos en tratarla como si fuese la mala de la película, la culpamos a todas horas de que nos impide todo, es la excusa universal para no enfrentarnos a nuestros miedos.
¡Pero no!
Ella es la que nos obliga a dar el ciento veinte por ciento de nosotros, a no perder la calma a la primera de cambio, a disfrutar de cada pequeño detalle, nos enseña a tener prioridades, a tomar elecciones y a ser fuertes. 
Y, cuándo desaparece, durante el tiempo que sea, entonces sabes que ha valido la pena, porque te escuchas el corazón de lo fuerte que late, se te dilatan las pupilas, te brillan los ojos y te sudan las manos.
¿Hay algo más mágico que un reencuentro?
Vale la pena esperar, a quien vale la pena tener, espero que yo sea alguien por quien valga la pena esperar.
Sólamente 13 días.
Todavía 13 días.

miércoles, 9 de julio de 2014

Relato número 2: Historia de a pie.

- Siempre me ha gustado caminar, y así fue la primera vez que le vi. Recuerdo que era un día de otoño, que el viento soplaba con ganas y que las hojas de los árboles seguían resistiéndose a caer. Era un día precioso, o tal vez me esfuerce en recordarlo así, solemos creer lo que queremos y no lo que realmente es... 

- ...

- ¿Que por qué me fijé en ella? Era la chica más triste que había visto en mi vida. Todo en ella decía tristeza: sus ojos suplicaban cariño, la forma en la que se movía pedía a gritos protección, su cabeza baja pedía a alguien que le volviese a hacer creer en la vida, en si misma... Su tristeza la hacía preciosa. Si, sé que parece imposible, pero su tristeza era belleza.

-...

- Si, si conseguí volver a verla, y tuvimos una preciosa relación durante varios meses. Volvió a sonreír, a tener ilusión, a creer en la vida, en el amor, en si misma. Si triste era preciosa..no te la imaginas cuándo pasábamos una semana sin vernos y el viernes lo disfrutábamos juntos, entonces te aseguro que no podía brillar más. Hice todo lo que tenía en mis manos para que ella fuese la más feliz del mundo, y lo conseguí. Ella también me hacía el hombre más feliz del mundo, jamás me había sentido mejor..

- ...

- Bueno, se acabó porque las cosas se torcieron, cometimos el error de no tener paciencia, de no saber superar las discusiones... Ella volvió a ser la chica triste de la que me había enamorado, y yo seguí adelante sin volver a prestarle atención, estuve con otras, quise hacerle daño sin saber por qué...y no me di cuenta de que todo el daño que le estaba causando se volvería en mi contra.

- ...

- Si, estoy arrepentido de cada error. Ella sigue siendo una chica triste y preciosa, y yo estoy aquí, contándole esta historia a alguien que no me conoce de nada porque no supe ser fuerte. Siempre que suena Bon Jovi en la radio la llamo poniendo el número oculto, porque tengo miedo de que no me responda si sabe que soy yo. Ella coge el teléfono, dice "¿Hola?", escucha la canción, y cuelga. Quiero pensar que sonríe y me recuerda, que llega a pensar que quien está al otro lado soy yo.

- ...

- No puedo, el miedo me paraliza. Ojalá pudiese disculparme y pedirle que vuelva, ojalá pudiese demostrarle que sigo siendo el mismo. Nos prometimos que pasase lo que pasase, volveríamos a estar juntos...pero yo le prometí que nunca la dejaría sola y fue lo primero que hice. Seguiré llamándola siempre que suene Always , y, antes de que sea demasiado tarde, le diré que le echo de menos.

lunes, 7 de julio de 2014

-28, the pain you feel today, will be the strenght you feel tomorrow.

28 días para subirme a ese ansiado avión y el pánico todavía no se ha adueñado de mi cabeza. He pasado las tres últimas semanas lo suficientemente ocupada para no pensar, para dejar que el tiempo pasase y la fecha llegase todavía más rápido.
Si, quiero irme.
He sentido miedo, pero es algo normal y no me asusta, porque somos humanos y el miedo es libre. Han sido tres semanas llenas de acontecimientos y Los Suaves no paran de cantar en mi cabeza 'Las vueltas que da la vida, el destino se burla de ti' . He dicho que el miedo es libre, y también lo es la tristeza, pero de de nosotros depende dejar que nos impida disfrutar de todo lo bueno que nos queda, de la gente que estará esperándonos un año, de nuestra familia, de nuestros amigos.
El miedo está ahí, pero mañana será experiencia, será fuerza. Somos nuestros miedos, porque son nuestros puntos débiles y también nuestros puntos fuertes.
Estas últimas semanas no sólo he pasado por experiencias complicadas, también he disfrutado de buenos momentos. 
Tuve la suerte de hacer un campamento científico en el campus de la USC en Lugo, en el que me reencontré con gente y conocí a personas con las que encajé como si llevase toda la vida con ellos, aprendí muchísimo más de lo que podía haber imaginado y, al fin y al cabo, fue como un repaso del curso pero aplicado a la práctica.
Mis notas no podrían haber sido mejores, y aunque cuarto no fue un curso complicado, he visto que el esfuerzo tiene su recompensa. También he corrido una de mis últimas carreras con mi club de atletismo y quedé primera, lo que sigue demostrando que el esfuerzo merece la pena.
Tal vez no tenga mucho que ver, pero he adoptado a dos gatitos abandonados a los que todavía no les puse nombre.
Y ya tengo mi credencial que certifica que soy becada de las fundaciones Barrié y Amancio Ortega el año 2014-15.
Este blog no es sólo para que mi familia y mis amigos puedan seguirme la pista, no es tampoco para hablar de libros, con este blog también busco ayudar a futuros becados que como yo están llenos de dudas, preguntas y miedo.
Es el año de nuestras vidas, que nada ni nadie os impida disfrutarlo.
Todavía 28 días.
Solamente 28 días.

Becarios High School 2014-2015.