- Siempre me ha gustado caminar, y así fue la primera vez que le vi. Recuerdo que era un día de otoño, que el viento soplaba con ganas y que las hojas de los árboles seguían resistiéndose a caer. Era un día precioso, o tal vez me esfuerce en recordarlo así, solemos creer lo que queremos y no lo que realmente es...
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- ¿Que por qué me fijé en ella? Era la chica más triste que había visto en mi vida. Todo en ella decía tristeza: sus ojos suplicaban cariño, la forma en la que se movía pedía a gritos protección, su cabeza baja pedía a alguien que le volviese a hacer creer en la vida, en si misma... Su tristeza la hacía preciosa. Si, sé que parece imposible, pero su tristeza era belleza.
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- Si, si conseguí volver a verla, y tuvimos una preciosa relación durante varios meses. Volvió a sonreír, a tener ilusión, a creer en la vida, en el amor, en si misma. Si triste era preciosa..no te la imaginas cuándo pasábamos una semana sin vernos y el viernes lo disfrutábamos juntos, entonces te aseguro que no podía brillar más. Hice todo lo que tenía en mis manos para que ella fuese la más feliz del mundo, y lo conseguí. Ella también me hacía el hombre más feliz del mundo, jamás me había sentido mejor..
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- Bueno, se acabó porque las cosas se torcieron, cometimos el error de no tener paciencia, de no saber superar las discusiones... Ella volvió a ser la chica triste de la que me había enamorado, y yo seguí adelante sin volver a prestarle atención, estuve con otras, quise hacerle daño sin saber por qué...y no me di cuenta de que todo el daño que le estaba causando se volvería en mi contra.
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- Si, estoy arrepentido de cada error. Ella sigue siendo una chica triste y preciosa, y yo estoy aquí, contándole esta historia a alguien que no me conoce de nada porque no supe ser fuerte. Siempre que suena Bon Jovi en la radio la llamo poniendo el número oculto, porque tengo miedo de que no me responda si sabe que soy yo. Ella coge el teléfono, dice "¿Hola?", escucha la canción, y cuelga. Quiero pensar que sonríe y me recuerda, que llega a pensar que quien está al otro lado soy yo.
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- No puedo, el miedo me paraliza. Ojalá pudiese disculparme y pedirle que vuelva, ojalá pudiese demostrarle que sigo siendo el mismo. Nos prometimos que pasase lo que pasase, volveríamos a estar juntos...pero yo le prometí que nunca la dejaría sola y fue lo primero que hice. Seguiré llamándola siempre que suene Always , y, antes de que sea demasiado tarde, le diré que le echo de menos.
Unha historia preciosa. Pero que triste!!!
ResponderEliminarTes un estilo moi bonito escribindo...
Moitas grazas, Mari, eu son das que opina que todo sae máis bonito cando a tristura nos come por dentro.
EliminarA verdade que o estilo é todo cousa de Blanco Amor, no seu libro A Esmorga.
Un bico!