El lunes yo volvía a estar rezando por un snow day. Una vez te acostumbras a los -15ºC todos los días, lo único que haces es suplicar no tener colegio por cualquier razón. Pero no fue así, así que cinco minutos tarde (como casi siempre) yo ya estaba en mi primera clase del día, Gobierno, quedándome dormida y quejándome de lo cansada que estaba. Así es como empieza un lunes normal en mi vida, ya sea aquí o en Galicia. El problema es que los finales empezaban el miércoles, así que si no quería matarme mucho a estudiar tenía que prestar atención. Y así transcurrió el resto del día, escuchando la palabra exámenes y estudiar dos mil veces en cada clase. Pero no les bastaba con eso, no. Tenía que ser la semana que más deberes nos mandan.
A las tres menos cuarto y con todos los libros en caso de que un precioso día libre, nos fuimos todas las del equipo a casa de Victoria porque teníamos cena de equipo para acercarnos más unas a otras. La unión hace la fuerza, dicen.
Me voy a ahorrar largas explicaciones, pero digamos que al final del partido, nuestra entrenadora estaba casi llorando de la rabia. Jugamos de pena, y eso que el resultado tampoco decía eso (perdimos 10-22). Un poco decepcionante, la verdad... Al llegar a casa hice deberes y me fui a dormir.
El martes fue un lunes pero cambiado de nombre y estando tres veces más cansada. Lo peor de tener partido de baloncesto es que tenemos que vestirnos decentes para el instituto, lo que implica no llevar chándal. Bueno, digamos que fue un día de esos que parecen que no se van a terminar nunca, víspera de los primeros exámenes, teniendo todavía más deberes... En fin, que cuándo sonó el timbre a última hora, yo no sabía si reír o llorar, porque el día estaba acabado para las clases, pero teníamos partido. Así que nos fuimos a la clase en la Elementary School de mi entrenadora, y estuvimos allí comiendo y haciendo deberes (yo dormí una siesta) hasta las cinco, que salió el bus destino Athens. Al llegar, lo primero que pensé fue lo bonito que es nuestro gimnasio comparado con el de ellos. Me volveré a ahorrar los detalles, pero volvimos a perder, jugando bastante mejor, pero perdimos.
Llegué a casa a eso de las nueve y media, y decidí leer los apuntes del examen de Govierno que tenía al día siguiente, pero el cansancio podía conmigo. Así que después de trabajar una hora y media en mi Idea Notebook para periodismo (parte de nuestro examen final) me fui a dormir, casi rezando que el examen no fuese muy difícil.
El miércoles fue el primer día en meses que llegué con tiempo suficiente a primera hora en meses. Por el tema de los exámenes, el horario cambiaba, así que ese miércoles la primera y la quinta clase duraban 1 hora y media, y el resto 40 minutos. El examen de Govierno no fue difícil, era mitad tipo test, mitad de escribir essays así que me ocupó toda la hora, pero para no haber estudiado... En el resto de las clases simplemente estuvimos repasando, y a quinta hora tenía banda, y como no teníamos examen, nos fuimos a la biblioteca a estudiar.
Ese día tuve entrenamiento de seis a ocho, así que volví a llegar a casa tarde. Estuve horas adelantando trabajo para periodismo y luego repasé para mis exámenes de precálculo y química que tenía al día siguiente.
El jueves tenía mis dos exámenes más difíciles, y salí viva de ambos, ya que los pintan más complicados de lo que de verdad son. No quiere decir que las clases sean más fáciles, algunas desde luego lo son, pero en la clase de mates que estoy yo (y es sólo un ejemplo) estoy dando cosas que se dan en primero de BAC en España, y esta clase es una clase avanzada para Juniors, así que bueno, eso, dejad de decir que vienes aquí y no haces nada: no haces nada si no quieres. Después de clase volvimos a tener cena de equipo en la clase de mi entrenadora porque volvíamos a tener partido, esta vez en Jonesville. Es el mejor equipo de chicas de nuestra conferencia, con mucha diferencia. Es una escuela del tamaño de la nuestra, pero están tan metidos en el deporte que tienen el típico marcador colgado del techo. El caso es que perdimos, pero ya estamos bastante acostumbradas.
Con Trevor en (supongo ) química |
El viernes fue el día más relajado de todos. Como quien dice, ya había acabado los exámenes, pues ese día tenía que escribir un essay para inglés sobre uno de los libros que hemos leído este semestre (yo sinceramente prefería un examen con preguntas, pero por lo menos para ese no tuve que estudiar) y entregar la primera copia de mi artículo de opinión en periodismo. El resto de las clases no hicimos nada, nos dieron algunas notas (tengo una A en Govierno) y hablamos sobre las clases que tendríamos el siguiente semestre (yo sólo cambio de Govierno a Economía). En precálculo éramos 3 estudiantes de intercambio, pero dos han decidido cambiarse a álgebra porque les parecía muy difícil, así que a partir del siguiente semestre estaré yo sóla.
Haley, Trevor y yo |
Con Kim en Govierno |
Weee no more exams |
Después del entrenamiento, en el que finalmente noté lo cansada que estaba por toda esta semana (casi me quedo dormida esperando para jugar), me pasé el resto del día viajando de la cama al sofá y pasando por la cocina.
El sábado por la mañana hice más de lo mismo: nada. Ya echaba yo de menos esa actividad. Justo antes de irme, encargué los libros de piano que necesito para el concurso que tengo en dos semanas. Si, me he presentado a un concurso de piano, a ver que sale de ahí..
Y dije irme, ¿irme a dónde? Pues Elisabet celebraba su cumpleaños ese fin de semana, y seríamos ella y yo solas. Esos dos días juntas son la mejor explicación de que a veces no hace falta demasiada gente. A parte de comer hasta sentirnos enfermas, hicimos lo que todo adolescente hace estando con sus amigos. Si me tenéis en snapchat, sabéis a lo que me refiero.
Apreciación de Stacy, la piñata |
Sólo quiero decir que colgaron la cabeza de Stacy en el salón |
Vimos Piratas del Caribe, Ice Age 3, Greace y como no, Frozen. A las doce de la mañana del domingo, Dave vino a buscarme para tener unas horitas de descanso en casa. Hice skype, ordené mi habitación, y a las seis me subí al coche para ira a casa de Gabby, dónde celebrábamos una fiesta de despedida para Emma, una de las alemanas que se va el sábado que viene. Comimos casi tanto como reímos, vimos alguna película, jugamos al futbolín, encendimos bengalas, remodelamos el sótano de Gabby, perdimos el mando tres veces y nos fuimos a dormir más tarde de las dos y media.
Y hoy es lunes, pero por suerte no tenemos instituto. Por desgracia, por la tarde tengo partido de baloncesto, pero eso os lo contaré en el post de la semana que viene. Siento mucho haber tardado en responder a preguntas, emails y demás esta semana, ya sabéis que cuando puedo, lo hago. Pero como podéis leer y observar, no ha sido para nada light. Deseadme suerte para el partido, que boa falta ha facer!
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