domingo, 21 de septiembre de 2014

47: having two homes.

¡Parad el tiempo!
Es lo único que puedo decir si me paro a pensar en los días que llevo aquí: cuarenta y siete. ¿Qué le habéis hecho al reloj? Las manecillas no deberían correr tanto, o si, no lo sé. Tengo sentimientos encontrados respecto a que el tiempo vuele, y es que quiere decir que cada día falta menos para volver a veros, pero también quiere decir que mi sueño está un poco más cerca de llegar a su fin. ¿Qué hago hablando de llegar a su fin si todavía me falta mucho por vivir aquí? Creo que tengo que dejar de pensar un poco, a veces no es algo bueno...
Una semana más y muchas cosas que contar, como siempre, empezando por recordaros a aquellos que estén interesados en vivir esta experiencia, ya se sabe cuando se abre el plazo de inscripción para la VI Edición de las Becas High School! Será del 3 de octubre al 17 de noviembre de 2014, y para más información, simplemente clickad en el siguiente enlace Becas High School . Espero que os animéis, y cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en dejarme un comentario o, directamente, dirigiros a mi por correo electrónico o cualquiera de las redes sociales.
Sigamos por decir que América intenta matarme. ¡De verdad! Estoy sufriendo mi primera gripe en tierras americanas, y os aseguro que con el ritmo de vida que llevo aquí, no se puede compaginar, pero ¿quién me iba a decir a mi que en septiembre íbamos a estar a 5ºC un día y al día siguiente volveríamos a los 30 con un solazo digno de los mejores días de agosto? "El clima de Míchigan" es lo que me dicen todos, y es lo que me toca aprender a querer.

Mi lunes fue un día normal, lunes, al fin y al cabo, y con eso quiero decir que el fin de semana me sabe a poco. Los síntomas de la gripe que se me venía encima empezaban a aflorar, y el cansancio acumulado me hacía parecer un muerto viviente andando por los pasillos del Quincy High School . Eso si, muerto viviente siempre sonriente, y no es por por la rima, si no porque creo que desde que estoy aquí, he perdido mi sonrisa permanente contadas veces.

El martes me levanté con el pié izquierdo, o tal vez con el derecho, pero el caso es que mi despertador no sonó y me desperté veinte minutos más tarde de mi hora habitual, lo que quiere decir que mi desayuno fue escaso, y teniendo en cuenta de que desde que estoy aquí como tres veces más de lo que solía comer.. digamos que me pareció digno de comentarlo en el coche de camino al instituto. Casi llego tarde a mi primera clase, lo que ya me quería dejar claro que no era mi día. Pero, como digo siempre, las mejores cosas son esas que no te esperas, y cuándo fui a mi taquilla a coger mis libros para mi clase de Pre-AP English, me encontré una nota que decía: Estela, I thought the milk would help since you got up late - Host mom. Y junto con esa nota, mi batido de fresa favorito.
Os juro que tuve que contenerme para no buscar a mi host mom y abrazarla. El resto del día fue bastante bien, y esa tarde adelanté mis deberes del jueves, pues el miércoles no íbamos a pisar nuestra querida casa hasta cerca de las doce de la noche...



¿La razón? La performance con la Marching Band en el Chelsea Invitational. El día se me pasó volando, tal vez porque no estaba segura de si quería que llegasen las 3:30 para coger el bus camino a un estadio en el que cientos de personas iban a estar observándonos. No creo que pudiera estar más nerviosa, y me parece que todo el mundo lo notaba, pero siempre piensan que soy so cute , así que no es nada malo.
Digamos que la actuación fue genial a rasgos generales. Digamos que lo fue exceptuando que en la primera canción pisé la bandera y durante diez segundos no pude moverme. Digamos que prefiero olvidar ese momento, y simplemente decir que en la grabación no se notó demasiado.
¿Patosa? ¿Yo? ¡Jamás! Pero ya sabéis que no sé pasar desapercibida..
Pese a que disfruté muchísimo actuando, lo mejor de la noche, sin duda, fue ver las performance de las bandas grandes. ¡Son  i n c r e í b l e s! Si podéis, mirad algún vídeo en youtube de marching bands como la de la universidad de Míchigan. Son alucinantes, de verdad. No puedo esperar al siguiente invitational para volver a disfrutar como una enana.

Oriole Marching Band



Oriole Marching Band (soy la que está en el 0 del 50)

Color Guard

Oriole Marching Band

Meri, Olivia y yo esperando para comprar comida.
Olivia, Emily, Meri y yo.

Meri, Emily, Olivia y yo.

Chelsea stadium





Del jueves sólo puedo destacar tres cosas: el cansancio y la gripe estaban acabando conmigo, tuve que volver a disfrutar de mi querida máquina de hielo con calambres, y, la mejor y más importante: ¡primera reunión del primer Book Club del Quincy HS! Ya veis que no puedo estar en más cosas a la vez, pero cuándo lo anunciaron, supe que no podía dejar pasar la oportunidad. Tiene muy buena pinta, y realmente creo que va a ser genial reunirnos cada seis semanas y comentar el mismo libro, no puedo esperar a contaros más detalles.

El viernes fue el mejor día de la semana con diferencia. Mis clases no fueron demasiado pesadas, creo que había sido una semana larga para todos, tanto profesores como alumnos, así que no lo pasé demasiado mal. Quiero contaros que América es ese país en el que tu profesor de química coge una botella de agua y se la tira encima a un alumno mientras este corre desesperado intentando librarse. Si, mi profesor de química, también mi entrenador de cross country es así, tan espontáneo, tan natural. Ya que menciono cross country, ese mismo día tuvimos la sesión de fotos de nuevo, pero esta vez nos harán un montaje y..bueno, ya veréis, yo no puedo esperar a saber como quedaron! Después de la sesión de fotos, y mis 20 minutos en la máquina del dolor llegó el momento más increíble del día: Ice Bucket Challenge de todo el equipo. Y os estaréis preguntando, ¿qué cubo puede cubrir a 20 adolescentes? No, amigos, no hay cubo de tal tamaño, pero aquí dijeron, "Pues llevamos un tractor" Dicho y hecho. Con 7 personas grabándonos y más de 20 disfrutando del espectáculo, el equipo de cross country del Quincy HS acabó complemente empapado, exceptuando a nuestro entrenador, que fue más listo que todos nosotros y se colocó en la última fila y el agua casi no le tocó.



Nos cambiamos de ropa y fuimos todos a casa de Meri, pues era la cena de equipo antes de la carrera del sábado. Las cenas de equipo siempre son increíbles, nos reímos, la comida (siempre pasta) está buenísima, sacamos fotos... y es que compartir la sensación de estar muriéndote al final de un entrenamiento une a las personas, que os lo digo yo.

Alemania-España-Dinamarca>> USA

Elisabet, Emily, yo, Haley, Olivia, Gabby, Meri, Katie
Claire, Haley, Madde, Britni, Kim.


Creo que esta foto no necesita presentación

Lo que acabamos llamando abrazo internacional.



El sábado me desperté a las 7 de la mañana, con casi 40 de fiebre y sin ganas de ir a correr, pero era lo que tocaba. Pese a no poder respirar bien por culpa de la gripe, a las 11:45 estaba en la línea de salida con el resto del equipo animándome, pues era la única de mi categoría que iba a correr, y prometiéndole a mi entrenador que no me lesionaría para el martes.
Y no pude, mis pulmones me gritaban que parase y no pude más que hacerles caso entre la primera y la segunda milla. Me asusté mucho al no poder respirar y, bueno, menudo espectáculo por culpa de una gripe de nada. No me siento nada orgullosa de haber tenido que abandonar, pero mi cuerpo pedía con urgencia descanso, y yo le exigí demasiado, admitir las verdades a veces es necesario. Con todo el equipo tratándome como si estuviese muriéndome (y eso se acercaba bastante a como me sentía) esperamos hasta que dieron los premios y volvimos a casa.
Una vez en casa, me fui a mi habitación e hice skype con mis padres y con Carba hasta que me llamaron para cenar, y ahí llegó la sorpresa: había preparado brownies porque me habían notado triste.
Y este es el momento en el que sabes que ya empiezas a tener otra familia, y eso te hace sentir protegido. Después de cenar, Dave, Olivia y yo jugamos al Progressive Rummy, un juego de cartas en el que vas subiendo de nivel, y , tal vez gracias a la conocida como suerte del principiante les gané. Mejor dicho, les dejé impresionados pues fue según ellos la partida más rápida que han jugado. Supongo que la suerte quiso ponerse de mi parte.


Estar a 6710 km de casa y con solamente nueve meses más para disfrutar del año de tu vida te hace dejar de pensar y simplemente disfrutar, y no sabéis lo increíble que es dejarse llevar.

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