sábado, 30 de agosto de 2014

+25: lágrimas, libros, sonrisas y fiestas.

¡Una semana más, mil cosas más que contar! 
No paro de sorprenderme en este país, no me canso de hacer cosas que nunca había hecho, y mi curiosidad es inagotable. Desde que he llegado, he aprendido a verlo todo desde otra perspectiva, tal vez por el simple hecho de que ya no estoy en mi "zona de confort"  y estoy empezando a vivir, porque si, supongo que la vida es eso que ocurre cuándo nos atrevemos a ir más allá de lo que ya conocemos.
Hay momentos duros, no vamos a engañar a nadie, no vamos a contar mentiras y decir que la vida aquí es color rosa las 24 horas del día, los siete días de la semana, porque de poco sirve mentir. Claro que hay momentos duros, momentos en los que sólo quiero llorar un poco en mi habitación y dormir, ¡por supuesto que los hay!
También los había cuándo estaba en Galicia, ¿no? Supongo que la diferencia es que aquí, es más difícil compartirlo, y entonces empiezan esos momentos en los que te sientes "fuera de lugar". Graciosa la expresión en mi caso, teniendo en cuenta de que mi "lugar" se encuentra a 6141 km de donde empiezo a tener mi otro "lugar".
Lo siento, queridos lectores, no puedo evitar ponerme un poquitín sentimental, pero eso no es nada malo, (siempre y cuándo sea una vez a la semana para escribir en este blog).
Y ya que menciono el blog, antes de contaros como ha sido esta última semana, quería daros las GRACIAS por las visitas (¡2000 en el último mes!), los comentarios, los "¿cuándo vuelves a publicar?" por Facebook, Whatsapp, Twitter y demás,el hecho de que le digais a un amigo "¡hey, pásate por este blog!' , a los que me llamáis pequeña escritora sabiendo que la palabra me queda demasiado grande incluso con el pequeña delante... Todos vosotros sois el soporte de un sueño, así que espero que el sueño siga en pié mucho tiempo más, incluso después de cumplirse.
Además, el día dos de septiembre, ¡ Con los libros a otra parte cumple un año! Y no podría estar más contenta e ilusionada, por lo que la semana que viene, si tengo tiempo (ya leeréis más abajo) cambiaré un poco la apariencia del blog, y os hablaré de un proyecto que lleva en pié ya un mes, relacionado con un As de corazones que viaja conmigo.



Pero primero, hablemos de esta última semana:

El sábado, vinieron a casa Peter y Janice, uno de mis host brothers y su mujer. Se casaron hace apenas un mes, y era todo alegría con ellos en casa, ¡incluso más de la normal! Jugamos en el jardín con un juego (valga la redundancia) que les regalaron en la boda, y, después de cenar (que como muchos sabréis, aquí ceno a las cinco y media de la tarde), jugamos al Gum, un juego de cartas un tanto especial, y yo les enseñé a jugar a la escoba. Futuros estudiantes de intercambio, os diré una cosa: a los americanos le encanta la baraja española.
Peter preparó una tarta de fresas y nata que estaba riquísima, la cual degustamos mientras seguíamos jugando a las cartas. 
Después de recoger todo, les regalé una baraja española y una brujita de la suerte, y a eso de las once de la noche se fueron, pues viven (creo recordar) en Chicago. He de decir que me hubiese gustado tener alguna foto, pero me lo estaba pasando tan bien que me olvidé completamente.

El domingo no fue un día demasiado interesante, exceptuando que no encontramos a la gente de la iglesia. Si, puede sonar raro pero es exactamente así. Este domingo, la misa era en el parque por alguna razón, y nosotras, después de mirar en tres de los parques que hay en mi pueblo, sin ningún éxito, volvimos a casa riéndonos, pues parecía que se los había tragado la tierra.
Al llegar a casa, ayudamos a Dave a preparar el brunch, que él definió como 'la comida a medio camino entre el breakfast y el lunch. Os dejo algunas fotos, y repito por enésima vez, ¡estaba exquisito!

French toast con salchicas y bacon.


Olivia y yo de cocinitas.
El lunes volvimos a las andadas en cross country, y también empezó mi pesadilla. El entrenamiento empezaba a las cinco de la tarde, con casi cuarenta grados de temperatura, y más humedad en el ambiente de la que puedo recordar jamás. Fuimos a correr al bosque que hay al lado del instituto, y tras 40 minutos haciendo series, tuve que parar. De nuevo, después de seis meses sin problemas, mis tibias volvían a quejarse, aunque más bien, tendría que decir que gritaban. Volví al pabellón triste, me puse hielo durante 20 minutos, y esperé a que volviese el resto del grupo. Entonces, el entrenador me dio la noticia: no podía correr en al menos, una semana. Eso quería decir tres cosas: me perdía la primera carrera, estaría varios con una "terapia" que consiste en introducir la pierna en un cubo con agua a 5ºC que te da calambres, y que iba a estar una semana sin correr.

El martes por la mañana tenía entrenamiento, por lo que empecé la terapia. Me moría del dolor, pero supongo que era necesario. Después hice con otros chicos que también están lesionados ejercicios para fortalecer los músculos, y nos pasamos el resto del tiempo hablando y escuchando música. Supongo que si no eres atleta no lo entenderás, pero en el grupo se respiraba tristeza a todas horas, necesitábamos correr. 
A las doce volví a casa, me cambié de ropa y Dave me dio la sorpresa y alegría más grande de la semana: nos íbamos a la biblioteca para que me hiciese socia. Cogí mi cámara y me subí al coche con la ilusión de un niño el día de Navidad. Todos aquí saben de mi pasión por la lectura y la escritura, y creo que a mi host dad también le hizo ilusión acompañarme, supongo que es contagiosa. 
La biblioteca es preciosa, un edificio antiguo que ha sido restaurado, y, las bibliotecarias son simpatiquísimas. Nos pasamos media hora buscando libros, y yo le recomendé a Dave mi pequeño tesoro, The name of the Wind, de Patrick Rothfuss, y para mi cogí la segunda parte, The Wise's man fear. Durante el camino de regreso no paramos de hablar de libros, y yo intenté explicarle lo que estos dos significan para mi, y, al llegar, me dio The name of the Wind y me dijo: "yo puedo esperar, tu no". No fueron sus palabras textuales, pero quería decirme eso. Me preparó mi sándwich favorito y me deseó una buena lectura.
Os dejo algunas fotos de la biblioteca.








Estuve leyendo hasta que llegaron Deb y Olivia para irnos a la jornada de puertas abiertas del instituto. Cambié mi horario, pues las matemáticas eran demasiado fáciles (ahora estoy en pre calculo) , porque la profesora de AP English les dijo a mis padres que le gustaría tenerme en su clase (por lo que ya tengo una asignatura en la que currar mucho) y lo mejor: puedo cursar publishment, que es la encargada de hacer el periódico del instituto! No os imagináis la ilusión que me hace, pues empezaré a escribir en otro idioma, y a publicarlo.


Olivia y yo en el piano del aula de Banda.

Fui a conocer a mis profesores, y nos fuimos a casa de una de las chicas del equipo de cross country, porque tienen la costumbre de cenar juntos antes de una carrera. Tenía piscina, pero algunos preferimos ir a la cama elástica. 




El miércoles fue la primera carrera y mi primer día triste de verdad desde que estoy aquí. Intenté correr, pero el dolor volvió, así que tomé los tiempos de los chicos y disfruté del paisaje. Llegué a casa triste y con ganas de llorar, y lloré, lloré por todo un mes y me quedé dormida después de escribirle una carta a mi hermano. Hace falta tener días malos para darse de cuenta de lo bonito que son los demás, ¿no?

Del jueves tampoco puedo contar gran cosa, tenía entrenamiento por la mañana, por lo que me volvió a tocar disfrutar (nótese el sarcasmo) de los 20 minutos en agua helada con calambres y de los ejercicios de fortalecer las piernas. Además, mi profesora de inglés vino a casa a traerme los deberes que les mandó a los de la clase para el verano, y que yo tengo que hacer en una semana: leer Frankenstein y unas fichas sobre el libro.

Y llegó el viernes, y con el, las buenas noticias.
Madrugué para ir al entrenamiento a la que esperaba que fuese mi última sesión con la máquina de hielo, y entonces, vi que mi host dad estaba hablando con el entrenador. Me dijo que me acercase, que estaban hablando de mi. 
"Creemos que el problema está en las zapatillas, ¿que te parece si vamos a una tienda que conocemos, a dos horas de aquí, que mirarán como pisas y te darán unas buenas zapatillas? Así tal vez puedas volver el lunes a entrenar." 
¿Sabéis esos momentos en los que te quitas un peso enorme de encima, y en su lugar parece que te han atado cientos de globos como a la casa de Up y sientes que puedes volar? Algo parecido sentí yo.
Fue mi última sesión con el cubo de agua fría a la espera de ver si mis tibias mejoran, y eso ya era una buena razón para sonreír a pesar de sentir que me clavaban cuchillos en la pierna. A las doce salimos de casa dirección Adrian, un pueblo a hora y media de Coldwater dónde está la tienda de la que me había hablado mi host dad.


En el coche camino a Adrian

Me hicieron varias pruebas para mirar como pisaba y me dieron a elegir entre dos pares de zapatillas que me ayudarían a no tener dolor al correr. Después de probarlas, me decidí por estas:


También me compré unas medias compresoras, todo para que el dolor se vaya y pueda volver cuánto antes a los entrenamientos. Después de salir de la tienda, fuimos a una heladería en la que puedes hacer tu propio helado, y te lo preparan delante tuya. ¡ Estaban exquisitos! 



Esa noche teníamos dos fiestas, una con el Youth Group para despedir el verano, y otra en casa de Julia, una de las chicas de la banda, así que tocó preparse y sacar alguna que otra foto antes de irnos.





A las seis teníamos la fiesta con el Youth Group, y me lo pasé realmente bien. Hicieron hamburguesas y perritos calientes en la barbacoa, y luego empezaron a hacer una hoguera, pero Olivia y yo teníamos que irnos a la otra fiesta.



La cookie más rica que he probado en mi vida.
La fiesta en casa de Julia fue genial. Conocí a un montón de gente y, lo más increíble, ¡a otra estudiante de intercambio de Galicia! Se llama Laura, y cuándo me preguntó si hablaba español, me sorprendió tanto que al principio pensé que era de Mexico, pero luego volví a poner los pies en la tierra y le di un abrazo. ¡Cuánto tiempo llevaba sin darle un abrazo a alguien! Escuchamos música, comimos nubes de gominola con chocolate y hablamos de tonterías todos sentados en la terraza de la casa, que está justo al lado del lago.
Cuándo me preguntaron como eran las fiestas en España no pude más que reírme, pues aquí, irse a las once y media a casa como nos fuimos ayer, es una fiestaza, y en Galicia a esa hora yo todavía estoy saliendo de la ducha.
Me lo pasé muy bien, y estoy deseando repetir.


Olivia y yo.

Ali, Olivia, y yo.

Me gusta estar aquí. Me gusta todo lo que estoy aprendiendo, y me gusta mucho descubir que soy más fuerte de lo que me imaginaba. Me gusta estar lejos, me gusta mucho, a pesar de que secuestraría a algunas personas de Galicia y me las traería aquí.
Creo que no os lo dije, pero el día dos, cuándo este blog hace un año, empiezo también las clases, así que la semana que viene espero tener muchas más cosas que contaros.
Creo que, definitivamente, América me sienta bien y me llena de inspiración.

jueves, 28 de agosto de 2014

Hola, Noel.

Supoño que o que menos esperaba é que che escribise unha "carta" en público. Supoño que non te esperabas nin que che escribise unha carta antes de Nadal.
Supoño que nin eu mesma o esperaba.
Pero Nole, hoxe apetecíame moito falar contigo, e como ahora mismo é moi tarde en Friol, só puiden escribilo aquí e compartir esto con todo o mundo, pero esto é para ti, meu ruliño.
Hoxe apetecíame moito falar contigo porque te boto de menos, aínda que eso xa o sabías, (ou eso espero!). A miña vida volveuse máis tranquila desde que estou aquí, pero máis tranquila non quere dicir mellor, nin máis feliz, nin nada, simplemente quere dicir eso: máis tranquila. 
Pero creo que non me acaba de gustar esta vida tranquila sen ti. Porque Noel, nadie ven á miña habitación cada noite e asoma o nariz para preguntarme si pode durmir conmigo xa sabendo a resposta... ¡cantas veces me enfadaches para que non che deixara durmir conmigo, eh traste! E ahora, antes de durmir, case me parece escoitar os teus pasiños subindo as escaleiras..
E cando vou no coche, Noel, quedo durmida! Pero bueno, como sempre, xa sabes, poño os cascos nas orellas e ala, a roncar! Pero cando desperto e miro ao meu lado, boto de menos atoparte coa boquiña aberta e todavía durmido, e non terte aqui para despertarte e facerte rabiar.
¡Cómo boto de menos facerte rabiar! E facerche cosquillas na cama antes de durmir, e que berres, e que rías, e que mamá teña que entrar na habitación enfadada (aínda que os dous sabemos que moi enfadada non, que nunca nos castiga) para mandarnos calar. Aínda que moito caso non lle facemos, ¿verdad? Porque ti sempre volves a picarme, e eu sempre acabo facéndote chorar da risa, non porque me guste verte chorar, pero encántame oírte reír, Nole, a túa risa é a miña canción favorita.
Boto de menos xogar á Wii xuntos, canto tempo hai que non xogamos á Wii? Antes non parábamos! Ou á Play , a ese xogo dos muñecos, no que eu me poñía como unha tola si perdíamos, acórdaste? 
Ai, Nole, boto moito de menos falar contigo e  que me contes quen ganou o partido, se quinto ou cuarto (aínda que este ano será quinto e sexto, non?), boto de menos que me expliques cousas de tenis que, aínda que che digo que as entendo, moitas veces sigo sin entendelas, pero xa sabes que eu no tenis...pois cóstame! Pero para eso xa tes a mami e a papi, eles xa entenden por min! 
Boto de menos ir a verte xogar, e arrepíntome moito de non haber ido a máis partidos, pero prométoche que á volta irei a todos os que poida, e non hai excusa que valga. Estou moi orgullosa de ti, campeón, porque si, ti para min xa eres un campeón, ben podes non volver coller unha raqueta na man, que campeón é máis que ganar partidos e torneos, campeón e non deixar de soñar e de pelear, e ti nunca nunca vas deixar de facelo, verdad? Claro que no, eu xa sei que no, porque eres un rabudo, que cho digo sempre.
Boto de menos ver Castle xuntos, e quedarnos hasta muy tarde vendo Mentes Criminales. Boto de menos escoitarte falar coma unha cotorra, que nadie pode negar que somos irmáns, xa non só porque me din que ti eres coma min pero sin a peluca, senon porque non calamos nin debaixo da auga.
Ai, Noel, que te boto moito de menos, moito. Que vexo que o tempo se me escapa das mans e que ti estás medrando e eu non podo máis que verte medrar, pero que sepas que ti sempre vas a ser o meu neno.
Si, sempre, incluso cando teñas 80 anos e o pelo blanco! Ti sempre serás o meu neno por moito que calces máis que eu ou me ganes en todas as carreiras. Sempre serás o meu neno aínda que teñas un corazón que non che cabe no peito. Sempre serás o meu neno aínda que vaias a ser máis alto e máis forte que eu, pero nunca máis maior!
E xa me teño que ir despedindo, Nole, que me quedou a carta un pouco larga, pero que eu necesitaba decirche todo esto para que non te olvidaras.
Eres o mellor irmán do mundo, o homiño da miña vida e a quen máis quero e vou querer nunca. E como xa che dixen moitas veces, por moi lexos que che poida parecer que estamos, eu sempre estou moi cerca de ti, cariño, e sempre te vou protexer, porque eso é o que fan os irmáns por moito que a veces se peleen e se digan cousas feas: protexerse un ao outro, e quererse moito, como di Manuela!
Xa me despido, meu pitiño, este fin de semana a ver si facemos Skype, vale? Entrena ben duro e disfruta do que che queda de verán, que non é nada! Déixoche aquí unha canción que escoito sempre porque me recorda moito a ti, a ver si che gusta.
Quérote moito, Noel.


Porque solo tú
haces que llore riendo, 
haces que ría llorando 
y me pregunto como algo tan pequeño
puede invadir,
 la caja de mis recuerdos 
los que ya apenas recuerdo si tú no estás en ellos 
solo tú.

- SÓLO TÚ, PAULA ROJO.


sábado, 23 de agosto de 2014

-18: Saber que empiezas a sentirte "como en casa" porque la habitación está desordenada.

 Si, mamá, como lo lees. Espero que el título te haya arrancado una buena carcajada y que pienses "sigue siendo la misma", pero te prometo que de hoy no pasa lo de ordenar esta leonera.
Esta última semana ha sido un no parar, y pese a la insistencia de varias personas de que publicase de nuevo en el blog, bien una de estas entradas, o bien un relato, la verdad no tuve mucho tiempo libre, y el que tenía, lo usaba para comer y dormir. Hay cosas que no cambian al otro lado del charco, y mi apetito es una de ellas.
Me siento cómoda con estas tres personas que han pasado a ser mi nueva familia, me siento cómoda porque ellos me hacen sentir en casa, y soy una más. Para ellos ya no soy 'Estela, our exchange student' soy 'Estela, our Spanish daughter'  o bien 'Estela, my sister'  y eso, creáis que no, ayuda, y mucho.
Pero hablemos de esta busy week de la cual he salido viva todavía no sé como. No voy a contaros día por día, porque ha sido más de lo mismo, aunque siempre distinto. Siento contradecirme, pero así es como lo he vivido yo, entonces no veo otra forma de contároslo.
Todos los días, de lunes a viernes, mi alarma sonaba a las 7:01AM  para estar preparada y salir de casa a las 7:45AM. Todos los días, de lunes a viernes, a las ocho en punto estaba delante del pabellón del instituto, pues tenía entrenamiento de cross country de ocho a diez. Mi entrenador, aunque está un poco loco en cuanto a lo que entrenar se refiere, es un hombre muy organizado y bastante estricto, pero con sentido del humor (un tanto peculiar, pero humor, al fin y al cabo). Todos los entrenamientos los terminé decidiendo que era hora de dejar de correr, y supongo que por esa razón quiero seguir corriendo. No me saco de la cabeza la frase 'cause I just feel alive when I'm dying'  y qué verdad. He aprendido a no quejarme por nada, y a distinguir el cansancio del verdadero dolor, porque cansada estuve siempre, pero el dolor apareció el viernes. Como no, mis tibias pedían un poco de descanso, y tras un masaje en el gemelo por parte de mi entrenador que hizo que se me escapasen lágrimas del dolor, hielo, y la promesa de estirar dos veces al día en casa, acabaron los entrenamientos de esta semana.
Os dejo algunas fotos, y aprovecho para comentar lo profesionales que son en mi instituto con el tema de los deportes. Como veréis, hay una foto del club, y es que el lunes, nada más llegar, teníamos sesión de fotos, y bueno, ahí está una de ellas. También os dejo mi equipación, las carreras que tenemos previstas, el calendario de eventos del instituto y mi pierna con hielo después de esta semana tan dura.


Cross Country team




Sufrir un poco es necesario!
Después de las dos horas de entrenamiento, todos los días, de lunes a viernes, y de diez a tres y media, tenía el band camp en el que aprendí a marchar, y dónde preparé la performance que teníamos el viernes para los padres, algo así como el ensayo para nuestra primera actuación oficial, el primer partido, la primera semana de clase. Con la ayuda de Olivia y Emlily, no me sentí demasiado perdida, e incluso puedo decir que no se notaron mucho mis fallos (hay que ser optimistas), y estoy contenta, pues ellas llevan con las banderas años y yo, una semana. Fue divertido y enriquecedor. Os dejo algunas fotos de las charts que utilizamos para localizar el lugar que nos corresponde mientras vamos marchando, de la camiseta para la performance para los padres, y alguna con las chicas de la banda. Siento la mala calidad, pero la cámara frontal de mi móvil no dá para más.


Emily, Olivia y yo en uno de los ensayos.

Yo, Emily y Meri minutos antes de la performance.
Emily y yo, antes de salir a marchar.

Además, ya tengo mi horario de clases. Alguna tal vez la cambie, como las matemáticas (cogí trigonometría, pero me han dicho que es aburrido y fácil aquí) por lo que todavía no es definitivo. Mi madre me acompañó a ver el instituto (ella es la profesora de coro) y me presentó a muchos de mis profesores. Tal vez lo que más me sorprendió de mi horario es que Mr. Crabbs, mi entrenador de cross country es también mi profesor de química, veremos que pasa.. Eso, y que soy senior lo que quiere decir que "me adelantaron un año" y lo pongo entre comillas, porque aquí la edad no tiene mucho que ver, pero me gusta la idea porque puede que me gradúe!

Mis asignaturas de los dos semestres.

Eso fue mi semana a rasgos generales, pero, como ya sabéis, lo que importa siempre son las pequeñas cosas, esos detalles que marcan la diferencia. Pequeños detalles como que he tenido que acostumbrarme a poner mis apellidos con un guión en el medio en todos los papeles del instituto para que no piensen que Villarabide es mi segundo nombre. Detalles como que tus host parents te compren brownies porque mencionaste en algún momento que te encantan, o que tu hermana se dé cuenta de que te olvidaste de rellenar la cantimplora de agua y lo haya hecho por ti.
Pequeños detalles como cocinar brownies y cookies caseras, o hacer, en familia, el Ice Bucket Challenge que seguro que muchos ya visteis en mi Facebook o Instagram, pero aquí os dejo algunas fotos!


Ayudándole a mi hermana 

Después de aceptar el reto y preparándonos para ayudar a Dave

Mi host dad en pleno reto.

Como siempre, para terminar, no me canso de daros las gracias los que, al otro lado del charco, seguís hablándome y pidiéndome que os cuente como es para mi esta nueva vida. También me disculpo si mis respuestas son vagas y poco satisfactorias, espero que el blog ayude a completar lo poco que puedo contaros por WhatsApp y Facebook.
Y me despido con una frase que no ha hecho más que hacerme reflexionar desde que la encontré.

Distance sometimes lets you know who's worth keeping,
and who's worth letting go. 
-
Lana del Rey.