viernes, 3 de octubre de 2014

Relato 5: Las manos de los sueños.

- Sus manos.
- ¿Qué?
- Sus manos. Es lo que mejor recuerdo y lo que más añoro. 
Si cierro los ojos, todavía creo sentirlas acariciando mi piel, secándome las lágrimas, agarrando fuerte mi mano.
Tenía esa clase de manos que podían hacerte tocar el cielo, eran suaves, ágiles y fuertes. Podía hacerte llorar haciéndote cosquillas, o conseguir que te enrojezcas simplemente acariciándote el brazo.
Sus manos eran magia.
Me encantaba sentirlas, de cualquier forma. Cuándo me abrazaba los días de invierno en el parque, cuándo entrelazábamos nuestros dedos en los paseos de otoño, cuándo el viento soplaba fuerte y desnudaba a los árboles, haciendo que sus capas rojizas o marrones reposasen en el suelo. 
Cierro los ojos y recuerdo sus manos invitándome a esa buena cerveza fría para celebrar alguna de nuestras pequeñas victorias, o agarrando una buena copa para superar uno de nuestros muchos tropiezos.
Sus manos eran sueños.
No importaba lo frío que fuese el invierno, siempre guardaba alguna flor para hacerme sonreír cuándo menos me lo esperaba. Cada noche que las pesadillas venían a visitarme, él guardaba en sus manos historias para calmar mi corazón acelerado, y calor para abrazarme toda la noche y que así me sintiese protegida.
Recuerdo todas nuestras discusiones sin levantar la voz. Eran buenas discusiones, siempre aprendía mucho y sabía como solían terminar: con sus manos acariciando todos mis miedos, calmándoles.
Sus manos eran paciencia, todo él era paciencia, no importaba cuántas veces le dijese que se fuese, él siempre guardaba en sus manos caricias para calmarme, y mis palabras favoritas: nunca voy a dejarte sola.
Sus manos eran mi mentira favorita, pero que bien mentían.

By: Fadi Houmani

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