miércoles, 9 de octubre de 2013

"¿ Pero qué sentiría...

al contemmplarla?¿Volvería a brillar los ojos del hombre como entonces, como cuando ella nos upo apreciarlo? ¿O sentiría él compasión porque ella había envejecido, porque las primeras arrugas surcaban su rostro, porque las preocupaciones y el miedo habían dejado en él sus huellas?"

Si, los tiempos han cambiado, las cosas ya no son lo que eran, y hacer un viaje a Nueva Zelanda no dura meses. 
Por supuesto que las cosas han cambiado. Pero echad la vista atrás 200 años, y decidme, ¿permitiríais a vuestro padre  que se jugase vuestra mano con un desconocido a las cartas? Añadiéndole que el hombre con el que te vas a casar te espera al otro lado del mundo y de él no sabes más que su nombre.
Pero bueno, quién sabe, puede que el destino te tenga algo preparado allí. Tal vez te enamores de la persona equivocada. Tal vez tengas que dejar todo lo que conoces y las comodidades a las que estás acostumbrado para encontrar la verdadera felicidad. Tal vez el amor, y sólo el amor es capaz de limpiar el alma sucia de las personas.

A parte de hacer reflexionar, Sarah Lark nos lleva a una época en la que las mujeres siempre se encuentran bajo el mandato del hombre, pero nos presenta a dos mujeres luchadoras, con ilusiones y unidas por su incierto futuro en Nueva Zelanda.
Esta autora, aunque alemana, siente gran afecto por Nueva Zelanda, como podemos observar en esta trilogía (En el País de la Nube Blanca, La Canción de los Maoríes, El Grito de la Tierra).
De la mano de Gwyneira y Helen, nos embarcamos en un viaje que nos hará apreciar la libertad, conseguirá que recuperemos la ilusión y que conozcamos, poco a poco la cultura de los maoríes.






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