domingo, 15 de febrero de 2015

Todavía no es demasiado tarde.

Desde muy pequeños nos han enseñado que cada persona es un mundo. Paula es más alta que María, pero Carla es más fuerte que ellas dos juntas y no mide ni medio metro. Carlos es más rápido que Juan, pero Juan puede correr durante horas cuándo Carlos tiene que parar a los diez minutos. Todos nacemos con ciertas características y cualidades que nos definen y que nos distinguen de los demás. Entonces, ¿es verdad que todos somos especiales? Porque últimamente he estado escuchando que decir que todos somos especiales es otra forma de decir que nadie lo es. Triste pero cierto. 
Siendo especiales o no, todos somos diferentes, nos guste o no; y por mucho que lo intentemos, nunca vamos a estar completamente a gusto con nosotros mismos, porque nos pasamos la vida comparándonos con otras personas. Es que Ana tiene más tetas que yo o es que Pedro saca unas notazas. Tal vez podrías ir a preguntarle a Ana que piensa de que tu puedas tumbarte en el estómago para dormir la siesta, o a Pedro a cerca de cuantas horas se pasa estudiando mientras tú quedas a tomar una Coca-Cola los sábados.
Nos encanta criticar, es absurdo lo bien que se nos da. Me pregunto cuántas generaciones de adolescentes se han estado criticando unos a otros antes de la nuestra, pero me apuesto los pulgares a que son muchas, porque el arte que tenemos, tiene que venir de atrás. Y lo peor de eso, es que somos malos. Sé que suena a niño de tres años, pero no he encontrado una palabra apropiada que pudiese usar. Siento no querer ser maleducada al escribir.
Lo criticamos todo: quien se tiñe el pelo de que color, quien ha engordado cuanto desde hace tantos meses, quien sale con quien y quien cogió la borrachera del siglo en carnavales. Pararos un momento a pensar si de verdad os importa la vida de esa gente que, posiblemente, ni siquiera conocéis. No estoy diciendo que yo no lo haga también. Podéis llamarme hipócrita, así tenéis algo más que criticar.
Y para terminar, sólo quiero decir que nunca dejaremos de criticar y cotillear, así que vamos a ignorarlo y hacer lo que queramos. Tíñete el pelo de violeta si te gusta; engorda los kilos que quieras y necesites, una 32 en talla de pantalón no te hace más feliz; sal con ese chico con el que no pegas ni con cola, porque en Mercadona venden superglue; y si en carnavales te emborrachaste, no hay mucho que puedas hacer al respecto, tal vez fuese tu disfraz.
No vamos a parar de criticar, pero si podemos empezar a dejar de darle importancia y ser felices. Porque todavía no es muy tarde, porque tenemos la vida por delante.

By: Fadi Houmani

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡ Gracias por comentar y leer !