Hay una sensación que sólo un artista o un enamorado entiende, una sensación que va más allá de cualquiera que hubieses sentido antes de pisar un escenario o de ver al público expectante, en silencio, esperando a lo que sea que vayas a mostrarle, ya sea un concierto, una obra de teatro, un truco de magia... Te están esperando para que les ayudes a olvidarse de la vida diaria, de lo aburrido que es el mundo sin arte o sin amor en sus vidas, de que les hagas sentirse vivos. Las personas somos así, buscamos distracciones para olvidarnos de las cosas que nos impiden disfrutar de la vida, y es una increíble y magnífica idea.
Pero yo no venía a hablar de eso, venía a hablar de las manos sudadas por los nervios, pero también de la ilusión de hacerles más llevadera la vida a los demás. También quería hablar del miedo a fallar una entrada, una nota, una frase, y, por supuesto, hablar del cosquilleo que te recorre desde las puntas de los dedos de los pies, hasta arriba, hasta el último pelo que tienes en la coronilla.
Todos llamamos a este cúmulo de sensaciones nervios.
Pero, ¿estamos usando la palabra correcta? La Real Academia Española define la palabra nervios como un "estado psicológico agitado y tenso de una persona. "
Desde luego, estamos usando la palabra incorrecta, tal vez porque todavía no ha aparecido la palabra que mejor se adapte a esa mezcla de dicha, ilusión, emoción y miedo que hace que se nos acelere el pulso. Tal vez, porque no nos hemos parado a buscarla.
Yo no estoy nerviosa antes de subirme a un escenario (sé que no sabéis quién soy, pero eso no es necesario), yo estoy deseosa e impaciente. Si estoy nerviosa cuándo voy a una entrevista de trabajo a explicarle a un señor que no conozco de nada que debe de elegirme porque las cincuenta personas que también buscan ese trabajo no tienen las cualidades y aptitudes que yo si tengo, que soy lo mejor que puede tener su empresa y que, sobre todo, me encanta este trabajo.
No os he contado quién soy, pero si os diré que soy una actriz estupenda, tanto en el escenario como en la vida real.
Nunca he estado nerviosa antes de una cita, pero si he estado ilusionada y entusiasmada, con ganas de descubrir en alguien ese "algo".
Sé que pocos lo entenderéis, consideraros afortunados. Los que no conocéis esas sensaciones a las que comúnmente llamamos nervios, os aseguro que cuándo la conozcáis, no querréis dejar de sentirla jamás.
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